Prana, la energía que nos regala el universo.
El prana nos rodea, penetra en nosotros, está en lo que vemos, olemos, palpamos y en muchas de las cosas que comemos.
Mágica y vital conexión entre el cosmos y nosotros, es la esencia misma de la vida.
Esta energía universal es el principio de la vida que, adoptando diversas formas, hace posibles la luz, el calor y todas las formas de existencia en el planeta. Sabemos que se encuentra en los animales, en los vegetales y se supone que puede hallarse en los minerales, durante un tiempo más o menos largo, después de que se los separó de su fuente de origen.
En el ser humano, posibilita todas las actividades orgánicas y psíquicas. El prana cumple las siguientes funciones en el organismo:
• Prana propiamente dicho: reside en la zona del corazón y controla la respiración.
• Apana: reside en el ombligo y controla la digestión.
• Udana: reside en la garganta y controla la deglución y la fonación.
• Vyana: reside en todo el cuerpo y controla la distribución del prana.
Mediante las técnicas del Yoga se aprende a regir y a equilibrar esta energía vital. Su equilibrio es sinónimo de salud y su desequilibrio trae aparejada la enfermedad.
Es importante saber que el prana alterado inquieta la mente y complica el funcionamiento de nuestro sistema nervioso. Por lo tanto, su control permite adquirir el dominio de la energía y de la mente, ya que existe una estrechísima relación entre ambas, y, a medida que se aprende a manejar una de ellas, se logra hacerlo con la otra.
Dada la necesidad de la actual ciencia occidental de encontrarle una explicación racional a cada uno de los fenómenos de la naturaleza, lo mejor sería comparar al prana con una manifestación de la electricidad o del magnetismo.
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